miércoles, 19 de mayo de 2010

Discotecas/universidades, los sitios con más humo


Esto no sólo afecta la salud de los jóvenes, sino que los induce a iniciarse en el tabaquismo.


Las leyes de ambientes libres de humo están logrando erradicar de los lugares públicos el que emana del tabaco. Esa es una buena noticia. Lo malo es que en las discotecas y universidades, algunos de los sitios más frecuentados por los jóvenes, no se cumplen.


El dato surge de un vasto estudio que midió la contaminación ambiental por humo del tabaco en establecimientos gastronómicos, pubs, bingos, casinos, discotecas y universidades ubicados en 600 puntos de todo el país.
Los resultados, que permiten valorar el efecto real de las políticas públicas, indican que incluso en las provincias en que existen buenas leyes éstas se respetan... hasta la caída del sol.


"La vida nocturna es un desastre en todas partes -exclama la doctora Verónica Schoj, integrante del Grupo Antitabaco del Hospital Italiano y de la Alianza Libre de Humo de la Argentina (Aliar)-. En Córdoba parece que la ley no existiera, porque se cumple de día. En discotecas y pubs las mediciones fueron altísimas. En las universidades también hay mucha dificultad para hacer cumplir las normas sobre humo del tabaco ajeno. Por ejemplo, en Tucumán el cumplimiento es altísimo, menos en las universidades. Incluso en la Facultad de Medicina y de Derecho."


Para Schoj y para la neumonóloga Marita Pizarro, miembro fundadora de Aliar y coordinadora del estudio local al frente de un equipo de 35 personas, "discotecas y universidades son nichos de resistencia que requieren una estrategia diferenciada. Una vez más, los lugares naturales para los jóvenes no están siendo controlados ni protegidos".


La "Evaluación de la polución ambiental por tabaco en la Argentina en los sectores gastronómicos y discotecas" es la rama local de un gran trabajo internacional lanzado por el Roswell Park Cancer Institute, de Nueva York, ya realizado en 30 países.


Muestra que las buenas leyes tienen efectos excelentes. Es lo que ocurre, por ejemplo, en Neuquén, Bahía Blanca y Tucumán. "Los resultados son espectaculares -dice Schoj-... excepto en las universidades", insiste. En Santa Fe, Córdoba y Mendoza, el cumplimiento es muy bueno, salvo en los locales nocturnos.


Pero en los sitios no protegidos por leyes apropiadas la exposición al humo de tabaco ambiental es altísima. "Es lo que ocurría en Olavarría, La Plata y Godoy Cruz antes de que entrara en vigor la norma", detalla.
El humo de tabaco en el ambiente laboral es la primera causa de muerte por contaminación ambiental.


No importa que el olfato no lo registre: bastan 30 minutos de exposición para que nuestro sistema cardiovascular acuse recibo de la agresión y se inicien cambios en el ritmo cardíaco, en la agregación plaquetaria (responsable de la formación de coágulos) y en el delicado tapiz de las arterias. De allí la importancia de no permitir que invada el aire que nos rodea.
Para realizar las mediciones, los investigadores utilizaron pequeños sensores muy sensibles al residuo de la combustión del tabaco: detectan partículas de menos de 2,5 micrones.


El dispositivo (llamado sidepak ) tiene el tamaño de la palma de una mano y puede llevarse dentro del bolso. Toma una medición por minuto y le basta media hora para trazar una curva gráfica.
"Para hacerse una idea de la trascendencia del humo de segunda mano, basta con mencionar que las partículas del smog que hay en un túnel de Chicago atestado de autos en la hora pico son cinco veces menos que las que se detectan en un ambiente cerrado con humo de tabaco", ilustra Schoj.


La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) considera que un aire de buena calidad debe tener menos de 15 microgramos de partículas por metro cúbico de exposición anual promedio. Más de 50 microgramos ya es peligroso para personas con problemas de salud. Un nivel de 250 microgramos por metro cúbico es considerado "peligrosísimo" para personas sanas y no apto para hacer actividad física.


"En las discotecas llegan a encontrarse niveles diez veces más altos. ¡Y los jóvenes están bailando!", destaca Pizarro.


El estudio también permitió medir el "antes" y el "después" de la sanción de las leyes de ambientes ciento por ciento libres de humo.
"En Neuquén y Bahía Blanca medimos en los mismos lugares, el mismo día y a la misma hora, antes y después de la ley -cuenta la especialista-. La diferencia es abismal."


Mostró, además, que no sirven las divisiones para fumadores y no fumadores. "Las «burbujas» para fumadores parecen cámaras de gas, y las partículas también invaden las áreas para no fumadores", afirma Schoj.


Pero la falta de cumplimiento de las normas sobre ambientes libres de humo no sólo tiene un efecto directo sobre la salud: una revisión de 4000 trabajos realizada por Schoj y Pizarro para la Organización Panamericana de la Salud indica que los chicos de entre 10 y 20 años que viven en casas libres de humo tienen un riesgo un 30% menor de iniciarse en el tabaquismo. Algo similar ocurre con los lugares públicos

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