jueves, 12 de noviembre de 2009

Ayudar a alguien a dejar de fumar

No es una estrategia adecuada intentar obligar a nadie a dejar de fumar. Todas las personas deben seguir un proceso personal hasta decidir que quieren librarse del tabaco.

Sin embargo, si quieres a alguien y te duele ver cómo se está perjudicando con el cigarrillo, puedes contribuir a que avance en el proceso personal de encontrar motivos para querer dejar de fumar.
¿Qué puedo hacer?

Si la persona a quien quieres ayudar no se ha planteado seriamente dejar de fumar, sugiérele la posibilidad de que lo empiece a pensar, con tacto y con respeto.

* Pregúntale si aceptaría tu ayuda para dejar de fumar.
* Incrementa su confianza, dile que puede hacerlo.
* Háblale de las ventajas de vivir libre del tabaco.
* No te pases con el tema, enfócalo con sensibilidad y aprovecha oportunidades adecuadas para recordárselo de vez en cuando.
* No promuevas sentimientos de culpabilidad, la mayoría de las personas quieren dejar de fumar, pero se sienten inseguras o piensan que no lo conseguirán. Lo que necesitan es apoyo, comprensión y ayuda, si la piden.
* Ten paciencia si finalmente lo intenta y se pone insoportable durante unos días.

"Yo fumo, pero mi pareja está embarazada y quisiera saber si puedo ayudarla a dejar de fumar"

Debes saber que tu apoyo es importante, aun si continúas fumando. Puedes ayudarla de distintas formas:

* Piensa también tú en dejar de fumar, por ella, por el bebé y por tí mismo. Puede ser una buena oportunidad de apoyarse mutuamente.
* Si no puedes dejar de fumar, no fumes cuando estés con ella. Si necesitas fumar en tu hogar, procura fumar en una sola habitación, aislada del resto de la casa y bien ventilada.
* No le ofrezcas cigarrillos.
* Recuerda que vivir en un ambiente libre de humo es especialmente importante para embarazadas y niños pequeños.
* Pide a familiares y amigos que no fumen cuando están con ella.
* Cuando salgáis fuera, procuren pasear al aire libre, ir al cine o a espectáculos y restaurantes donde haya espacios libres de humo.

Si alguien te pide directamente tu ayuda para dejar de fumar

Agradécele la confianza que en tí ha depositado y:

* Exprésale tu apoyo incondicional.
* Es importante que le preguntes por las razones personales y/o familiares que le llevan a tomar esa decisión. Coméntale que le será muy útil recordarlas en todo momento.
* Sugiérele las recomendaciones que se ofrecen en esta página.
* Asegúrale que podrá llamarte siempre que necesite tu apoyo. Ten paciencia si alguna vez te llama en un momento inoportuno o se pone insoportable durante unos días.
* Mientras está dejando de fumar, invítale a hacer ejercicio o a caminar un rato cada día contigo.
* Pregúntale cómo se siente y demuéstrale tu preocupación y tu aprecio por los esfuerzos que está realizando.
* Si consigue dejar de fumar, proponle hacer alguna actividad agradable: invítale al cine, a cenar, etc.
* Si vuelve a fumar, anímale a que valore el tiempo que ha estado sin fumar y a que sea consciente de lo que le ha hecho recaer, para que cuando lo intente de nuevo pueda prepararse mejor para conseguir su objetivo.

Elaboración y adulteración del tabaco


Formas para aumentar el poder adictivo y el consumo

Desde los primeros momentos de su complejo proceso industrial, cuando aún es tan sólo una planta, el tabaco sufre grandes alteraciones en su composición natural, que parecen haber disparado los efectos nocivos del acto de fumar, y que, por lo general, tan sólo van encaminadas a aumentar el poder adictivo y el mayor consumo de los cigarrillos.

La primera de estas adulteraciones resulta de todas las sustancias químicas que durante su cultivo afectan y alteran la composición natural del tabaco (no sólo se han hallado pesticidas en los cigarrillos, sino también sustancias radiactivas). Pero, además, luego se emplean múltiples métodos y sustancias durante el proceso de manufacturación industrial para obtener un sabor diferente y una mejor combustión.

Las compañías tabaqueras utilizan unas 600 sustancias extras durante el proceso de manufacturado con el fin de aumentar el poder adictivo y el consumo de tabaco.

Para que se queme más rápido

Podemos tener la seguridad de que todo cigarrillo que no se apague por sí solo al ser abandonado en el cenicero habrá sido tratado con sustancias químicas. Dado que la rápida combustión incita a dar más caladas (el fumador no desea quedarse "atrás" ante un cigarrillo que se consume por sí solo), a la hoja y al papel se le añaden elementos químicos que hacen que se queme más rápida y profundamente. Esto origina serios riesgos, y no sólo para la salud del fumador, sino también de incendio, ya que muchas veces los cigarrillos continúan ardiendo aun habiendo sido teóricamente apagados.

Crear mayor dependencia

Por otra parte, las compañías tabaqueras cuentan con casi 600 sustancias que mezcladas con el tabaco hacen que el fumador necesite fumar cada vez más. En general, se pretende enmascarar el olor y aumentar el sabor y el efecto de la nicotina. Para ello se utiliza, por ejemplo, amoníaco, que aumenta un 30% la absorción de la nicotina por el organismo. O cacao, que produce mayor capacidad de aspiración, con lo que se consigue que llegue mayor cantidad de humo a los pulmones. También se utiliza chocolate, ya que crea adicción, así como mantequilla, café, azúcares y concentrados de zumos de diversas frutas (manzana, higo, mandarina, naranja y piña), y vino, whisky, ron, aceites de semilla, vinagre y urea (un componente de la orina), usados para aromatizar, enmascarar olores y dar sabores, así como para que el humo sea más ácido, lo que hará que se fume aún más.
Avisos en las cajetillas

Desde 1993 la composición del tabaco aparece "reflejada" en las cajetillas de cigarrillos vendidas en España, ya que es obligatorio que lleven advertencias que hacen referencia a algunos de los graves riesgos para la salud que ocasiona el tabaco, y que aparezcan los niveles de alquitrán y nicotina, que señalan el contenido en miligramos de estos venenos en cada cigarrillo. Sin embargo, recientemente se ha detectado que las cantidades aparecidas muchas veces tienen poco que ver con las que contienen los cigarrillos, que llegan a ser hasta el doble de las anunciadas, y superan los límites máximos permitidos por la ley.

El monóxido de carbono

Es un gas incoloro que se desprende durante la combustión del tabaco y del papel, y que el tabaco light genera en la misma proporción que el normal.

Cuando llega a la sangre, se combina con ella para formar un producto que en las personas sanas reduce la capacidad del torrente sanguíneo de transportar oxígeno a las células del organismo (lo que dificulta el esfuerzo físico), y que produce cambios en las paredes de arterias y venas que facilitan el depósito de grasas, lo que obstruye el paso de la sangre, con el consiguiente riesgo de provocar diversas enfermedades cardiocirculatorias graves. En las personas que ya padecen estos trastornos actúa, además, impidiendo que el corazón reciba el oxígeno necesario, lo que eleva el riesgo de padecer angina de pecho e incrementa los casos de infarto.

Alquitranes y oxidantes

Son sustancias que, como sucede con la nicotina, se transfieren desde la hoja de tabaco del cigarrillo al humo durante la combustión, y que posteriormente se solidifican cuando el humo se enfría.

Cuando al enfriarse el humo se solidifican las sustancias tóxicas que contiene, se conglomeran formando el venenoso cóctel llamado alquitrán.

Muchos de los alquitranes son sustancias cancerígenas que presentan un alto riesgo de actuar sobre las células del organismo y provocar alteraciones en ellas, directa o indirectamente (ayudando a otras sustancias o potenciando la propia disposición del cuerpo). De este modo acaban por desarrollar tumores y cánceres como el de pulmón, el de labios y el de boca, entre otros. Las sustancias oxidantes, por su parte, potencian el desarrollo de la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar, enfermedades respiratorias que conducen a la muerte después de años de sufrimiento.

* La investigación científica ha detectado más de 4.000 sustancias tóxicas en el humo del tabaco, que provienen del propio tabaco y de sus procesos de manipulación industrial.
* Una de estas sustancias, la nicotina, es muy adictiva y responsable de que se necesite el tabaco.
* Del resto de las sustancias tóxicas hay que destacar el monóxido de carbono, ya que ocasiona graves riesgos de padecer enfermedades cardiocirculatorias mortales, los alquitranes (responsables directos de un alto número de cánceres), y las sustancias oxidantes, que provocan graves enfermedades pulmonares y respiratorias.

lunes, 9 de noviembre de 2009

THC

La marihuana proviene de la planta Cannabis Sativa, de origen asiático cuyo ingrediente principal activo es el tetrahidro-cannabinol (THC). En la actualidad el llamado "porro" tiene un 18 % contenido medio de THC. En 1960 cuando se hicieron investigaciones que dudaban de la nocividad de la marihuana, el "porro", no superaba el 1 o 2 % de esta sustancia. Hoy la droga es 18 veces más poderosa.

De estos estudios surgen las iniciativas de la legalización; en realidad hoy la marihuana es mucho más potente y altera todos los circuitos neuroquímicos cerebrales.

La marihuana (el THC) "ama" la grasa humana, y esto sucede por que es una droga liposoluble. Solo se disuelve en la grasa y al cuerpo le cuesta mucho deshacerse de ella. El THC se acumula en los tejidos grasos.

En el uso crónico de la marihuana el efecto del THC sobre el cerebro, genera lo que se denomina el síndrome amotivacional: apatía, abulia, reacciones emocionales adormecidas.


En Jamaica donde la disponibilidad de marihuana es alta y en donde el 50 % de los jóvenes tiene un alto consumo y que viven en estado de dependencia química a la misma, la personalidad de estos grupos es absolutamente pasiva y desligada de la realidad. Además el uso crónico lleva a un deterioro escolar responsable de los fracasos y la repitencia especialmente en la escolaridad secundaria.

Contrariamente a lo que ves en la TV o en el cine o escuchas en canciones, la marihuana no te hará más creativo, perceptivo o un “don Juan” más.

Si te acostumbras a fumar marihuana siempre que salis de 'baile' o vas a una fiesta, podes desarrollar el síndrome amotivacional: todo te da igual, te aíslas de la gente y no te relacionas con casi nadie.

¿ES ADICTIVA?

Sí. Estudios han comprobado que el uso constante de la marihuana crea tolerancia hacia la droga. Esto significa que la persona tiene que fumar más cantidad para sentir la euforia que solía sentir con pequeñas dosis.


También crea una dependencia psicológica, lo cual significa que el usuario apetece la droga por sus efectos.

El cuerpo igualmente desarrolla una dependencia física hacia la droga, mostrando síntomas de la falta de la droga tales como dificultad de dormir, nerviosidad y mal genio.

La marihuana y el síndrome de abstinencia

¿Sabías que el grupo de Gaetano Di Chiara de la Universidad de Cagliari, Italia, en 1997 comprobó que el síndrome de abstinencia a la marihuana se encuentra enmascarado, ya que tarda mucho tiempo en ser desechada por el organismo?
Al retirarle la droga en un instante con métodos químicos, a una rata intoxicada con marihuana, este grupo científico comprobó, que los roedores reaccionaban con el mismo síndrome de abstinencia que provoca la cocaína, la heroína y el alcohol.
En este sentido, para Di Chiara, la marihuana predispone el cerebro para buscar luego drogas más poderosas, ya que la marihuana es capaz de provocar este síndrome característico de las drogas duras.

La marihuana es adictiva ya que causa un deseo de búsqueda y consumo compulsivo e incontrolable, a pesar de los efectos adversos sociales y sobre la salud. Anualmente, más de 120.000 personas buscan tratamiento para su adicción primaria a la marihuana.
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