martes, 19 de mayo de 2009

Tabaco causa impotencia


La relación directa entre tabaco e impotencia está claramente establecida desde hace años. Pese a que tiende a creerse lo contrario, no se trata en absoluto de una exageración o una amenaza que las autoridades sanitarias se hayan sacado de la manga para amedentrar a los fumadores, sino de la constatación cada vez más precisa de los efectos de algunas de las sustancias inhaladas tras la combustión de un cigarrillo sobre el sistema vascular peneano.

La impotencia o disfunción erectil se define como la incapacidad de obtener o mantener una erección suficiente para lograr una actividad sexual satisfactoria. Según revelan múltiples estudios, entre las causas más frecuentes de este transtorno se encuentran la diabetes, algunos fármacos y el tabaco, además de depresión, ansiedad o una baja autoestima. La impotencia afecta sobre todo a la autoestima e incluso las relaciones interpersonales. Un estudio de la Asociación de Disfunción Sexual estima al respecto que el 21% de las parejas que se separan rompen su relación por problemas derivados de este trastorno.

Tabaco en las venas
El contenido de los cigarrillos afecta el sistema vascular del pene y causa una notable alteración sobre el sistema nervioso central. Un estudio realizado en la Universidad de Florencia, publicado recientemente en la revista International Journal of Impotence Research, corrobora estos hallazgos y aporta nuevos datos al respecto. El trabajo analiza un grupo de 1.150 hombres fumadores a los que se sometió a un detallado cuestionario psicológico y a diversos parametros bioquímicos.


De acuerdo con los resultados, los fumadores suelen mostrar una mayor activación del eje hipotálamo-hipofisiario, que es la base del funcionamiento del sistema endocrino. Asimismo, presentan también mayores niveles de testosterona y volumen testicular.

Pese a la aparente bondad de estos datos, paradójicamente la incidencia de disfunción eréctil entre los fumadores es mayor, al menos en el estudio de referencia. No sólo eso. En el trabajo citado el uso de ultrasonidos evidenció un flujo sanguíneo peneano menor durante la erección. Los resultados se explican por el efecto directo del tabaco sobre los vasos sanguíneos, a los que provoca un claro y demostrable deterioro.

Desde el punto de vista psicologico los fumadores incluidos en el estudio de Florencia, uno de los referentes en este campo, mostraron mayores niveles de ansiedad y de insatisfacción que los no fumadores. De forma particular, con respecto a su vida profesional y personal.

Las causas de la impotencia
La impotencia del fumador es debida a problemas circulatorios. El tabaco afecta los flujos sanguineos del pene, reduciendo la presión sanguínea en su interior. Durante la erección grandes cantidades de flujo sanguíneo penetran en las arterias del pene. El sistema venoso peneano, a través de una especie de válvulas, se comprime para evitar que la sangre salga del pene, quedando atrapada en unas cavidades denominadas senos cavernosos. Este mecanismo se halla alterado en los fumadores, lo que provoca dificultades para iniciar la erección y también para mantenerla el tiempo necesario.
Asimismo, las arterias peneanas de los fumadores se encuentran afectadas por una arterioesclerosis acelerada, con mayores depósitos de colesterol y, por lo tanto, con flujos sanguíneos menores.


La nicotina, a través de los estímulos que provoca en el cerebro, provoca rápidas contracciones del tejido del pene, con espasmo de las arterias, disminuyendo todavia más el flujo sanguíneo. Tambien por el efecto de la nicotina se produce una dilatación del sistema venoso que impide que la sangre quede atrapada en el pene, aspecto que dificulta enormemente mantener la erección.

Evidencias que vienen de lejos
Que el fumar puede provocar impotencia es algo que se viene considerando desde hace años. Los primeros trabajos sistemáticos se remontan a los primeros ochenta, cuando la asociación entre el consumo de tabaco y enfermedades cardiovasculares y cardiorespiratorias empezó a tomar cuerpo.

Aunque la evidencia científica tardó un tiempo en llegar, la sucesión de investigaciones, algunas de ellas alentadas por organizaciones de tanto peso como la American Heart Association (AHA), acabó asentando la teoría sobre hechos: si el tabaco causa alteraciones en los vasos sanguíneos que irrigan el corazón, y por extensión al sistema cardiovascular, lo mismo ocurre con el riego sanguíneo peneano.

Y los hechos, acumulados tras más de dos décadas de investigaciones, son contundentes: de acuerdo con la mayor parte de estudios publicados hasta la fecha, fumar duplica el riesgo de padecer impotencia en hombres de entre 30 y 40 años. El riesgo oscila, en función del estudio, entre el 50% y el 60% de posibilidades con respecto a hombres no fumadores, aunque algunos trabajos lo elevan hasta un alarmante 80%. La cantidad de tabaco consumido para alcanzar estas cotas de riesgo se sitúa alrededor de los 20 cigarrillos diarios, aunque se considera que tiende a crecer en paralelo al consumo.

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